Nuestro Afijo

Significado de nuestro afijo «De La Xana Astur»
Para nosotros nuestra tierra significa mucho y estamos muy orgullosos de nuestros paisajes, gastronomía, mitología, … Es por ello que cuando decidimos solicitar un afijo que representase al linaje de nuestros malteses no dudamos en escoger un nombre que hiciese honor a Asturias: «De La Xana Astur«.
La Xana es uno de los personajes más conocidos de la mitología asturiana. Son espíritus de la Naturaleza con forma de mujer, una especie de ninfas que viven en las fuentes, en las cuevas y en las riberas de los cursos de agua cristalina. Son delgadas, de pequeña estatura, con ojos verdes y de mirar fascinador. Uno de los rasgos de la Xana es su belleza, que es de un carácter extraordinario, nunca visto y suele aparecer cuando está junto al agua, mirándose en ésta como si fuese un espejo. Sus cabellos rubios, muy largos (se lo sujetan con una cinta de perlas o de flores) son otra de sus características y a menudo la xana se entretiene peinando su cabellera, al lado del agua y con un peine de oro. En las cuevas y fuentes de les xanes a veces resuenan cantos, como si hubiera en el agua multitud de paxarinos (pajaritos)…y es que la gente cuando oye su voz queda embelesada.
Junto a la afición por peinarse, les xanes son vistas frecuentemente realizando otras tareas. En muchas ocasiones están junto a las fuentes ocupadas en las labores de la colada y unos metros más abajo, los aldeanos ven que el agua contiene una espuma blanca y lechosa y comentan con razón «¡Ye el xabón de les xanes!». Mientras se seca la ropa que han tendido, ellas pueden danzar y cantar. Otra de sus aficiones es filar (hilar): El fusu (huso), la rueca y les tiseres (tijeras) que usan son de oro y también lo son los maravillosos ovillos con los que trabajan y trabajan. Tienden los cadexos a la luz de la luna y el primer sol los vuelve de oro.
Frecuentemente sucede que les xanes están encantadas, no pudiendo salir de su cueva hasta que alguien la desencante, entonces, su desencantador será recompensado con el tesoro que ella guarda.
Se entretienen tambien jugando a los bolos y muchas veces son vistas por los vecinos, pero la xana, frustrada por no haber sido desencantada dejará de ser vista. Por otro lado, no sólamente les xanes juegan a los bolos, sino que tienen una bolera de oro, siendo esta el tesoro que guardan.
En la Noche Mágica de San Juan, el 24 de junio, las Xanas se hacen visibles para quien las quiera contemplar con solo acudir a los sitios que habitan, como fuentes, lagos y ríos. Suele aparecer sentada en una roca, cantando y portando una madeja de hilo de oro, que se lo entregará a aquel que se lo pida prometiendo desposorio y magníficos tesoros para aquel que consiga deshilar la madeja sin cortar el hilo, pero si el hilo se rompe, se castigará al humano con su muerte, atrayéndolo hasta el fondo de las aguas.
Frecuentemente, en la tarea de guardar los tesoros vemos que a veces están les xanes penosamente acompañadas de otros personajes como el monstruoso Cuélebre, del que son rehenes tanto la pequeña divinidad como los tesoros que la flanquean.
Aquí se recogen de la tradición las palabras de una moza encantada a una vaqueira para que la liberase del encantamiento y de las grandes serpientes que la vigilaban:
Vaqueirina, vaqueirina
qué bien cantabas mía nena,
de tou lo que you tengo
daréite una buena prenda.
Escueche, mía nena, escueche,
lo que más te preste. ¡Venga!
Nun siendo’l bordáu n’outo
que tantu, tantu brillea.
Pos romperíase l’encantu
si dalgunu lu cochera,
este encantu de los Pozos
de Llonzuelos, mía pequeña.
Pa que nun pase enxamás
dous culuebros tan en vela
you yá nun seréi más llibre,
llevo siglos prisionera.
Les xanes tienen hijos, a los que se llama xaninos. Dado que sus madres no pueden ocuparse de ellos, generalmente se los endosan a las aldeanas, cambiándoles su verdadero hijo por un xanín, aprovechándose del momento en que éstas van a lavar, para que éste reciba el bautismo, sea amamantado por su madre adoptiva o aprenda a hablar como los humanos. Ahora bien, las madres comienzan a sospechar una vez que a la criatura le han crecido todos los dientes en sólo unos meses. Por ello, suelen comprobar la naturaleza humana o no del bebé mediante este ritual: Se ponen pucheros y cáscaras de huevo en el llar, y si la criatura es un xanín, exclamará «Fai cien años que nací y nunca tantos pucheros na llume vi». Entonces la madre acudirá a la fuente donde vive la xana para que ésta le devuelva a su verdadero hijo.
La xana es un mito de la bondad de la naturaleza, de la que se pueden obtener bienes inmensos mediante la astucia o el trabajo. Es junto al hórreo, un exponente de la cultura y tradición popular asturiana. Es pura fantasía e imaginación creadora, convertida en una mitología, que encarna y refleja muchos deseos y sueños, que se presenta de mil y una formas….
Suelen cantar en las noches de las primaveras y veranos y sus canciones llenas de embrujo tan deseable y poderoso, que quienes tenían la suerte de escucharlas y fuesen puras de sentimientos, si estaban enfermas sanaban, si enamorados se casaban consiguiendo ser felices. Si escuchaba el embrujador cante de la Xana una persona que no tuviese el alma limpia, esta se endemoniaba, volviéndose loco y ahogándose. Los bienes que custodian las xanas se pueden conseguir porque ellas los den voluntariamente o mediante engaños, pero en éste caso pueden recuperarlos o bien castigar a quien las engañó.
Hay quien intenta acercarse a ellas, y tras llegar a la fuente de la posible xana le ruega:
Sal, xanina, sal,
toma de la mi pobreza
y dame de la tu riqueza
A veces es la Xana la que intenta seducir al hombre, ofertándole:
Toma mi riqueza
y dame tu pobreza
En Asturias a la mujer hermosa y hacendosa se la compara con una Xana y en las fiestas de los Centros Asturianos repartidos por el mundo, el término de Reina es sustituido por Xana. Se cree que protegen los amores y castigan la infidelidad de los amantes. Cuidan del ganado y a la puerta de su casa, hilan madejas de oro, que se las regalan a los pastores. Cuando están de mal humor son muy puñeteras, sin embargo, a las personas que las ayudan les pagan con alhajas.
Una de tantas leyendas: «La Fuente De La Xana»
En el siglo VIII, el rey Mauregato de la pequeña monarquía asturiana, se había comprometido con los musulmanes a entregarles 100 doncellas cada año para desposarse con ellas. El rey, celoso de su pacto, elegía cuidadosamente a las doncellas mas bellas del reino para ser entregadas. Un nutrido grupo de guerreros recorría ciudades y aldeas para elegir a las doncellas y éstas, pese a oponer resistencia, eran llevadas por la fuerza.
Sucedió un día que los guerreros se enteraron de que en Illas (Avilés), existía una joven muy bella, y raudos, hacia allí encaminaron sus pasos. Belinda, que así se llamaba la joven, sin sospechar en un principio los deseos de los visitantes, los recibió amablemente, pero cuando fue capturada, con gran habilidad consiguió que sus guardianes le permitieran ejecutar bellas danzas y canciones. La joven les ofreció bailar para ellos una danza maravillosa, pero esta tenía que ejecutarse en el campo, a la luz de la luna. Los guerreros, encantados con la gracia de Belinda, accedieron a su deseo y aquella misma noche salieron al campo. Una vez que se vio libre, la joven corrió desesperadamente hasta una fuente no muy lejana con el deseo de esconderse en aquel lugar y asi burlar a sus captores. Una vez en la fuente, oyó con gran sorpresa como de su interior salía una voz que le decía:
«Si quieres ser tu mi xana vivirás días dichosos».
La joven, al oír estas palabras, preguntó que debía hacer para convertirse en xana; la respuesta no se hizo esperar:
«Bebe un sorbo de mi agua, y te verás libre de los soldados y acabarás con el tributo».
Belinda así lo hizo y se convirtió en una joven de belleza sobrenatural.
Cuando los soldados llegaron al lugar intentaron capturarla de nuevo, pero la joven xana los miró con sus maravillosos ojos verdes e inmediatamente todos los soldados se convirtieron en carneros.
Los días pasaron y el Rey, impaciente, viendo que sus soldados no volvían, mando otro grupo a Illas para cumplir su orden, pero estos tampoco volvieron. El Rey, alarmado, mando reunir a todos sus soldados y, a la cabeza del ejército, se dirigió a Illas. Cuando llegó al lugar pudo ver una gran cantidad de ovejas y carneros que pastaban apaciblemente alrededor de una fuente en la que se encontraba sentada una joven hermosísima que hilaba blancos copos de lana. Viendo que se trataba de un ser sobrenatural, se dirigió a ella y le pregunto si había visto a sus soldados, a lo que la xana le respondió que el no había enviado soldados, sino corderos. El Rey, enfurecido, contestó:
«Repito que eran soldados, como los que vienen detrás de mi», -a lo que la xana contestó burlonamente:
«También son corderos, y tú puedes ser el pastor».
El Rey volvió la cabeza y pudo ver como todo su ejército se había convertido en un rebaño de mansos corderos; asimismo, sus lujosas ropas se habían transformado en las pobres prendas de un pastor. Entonces, tembloroso, suplicó a la xana que deshiciera el encantamiento y que él se comprometería a cumplir lo que ella deseara. La joven le pidió que renunciara al tributo de las cien doncellas, cosa que el Rey aceptó de inmediato y mandó un mensajero al reino musulmán para que explicara que el pacto quedaba roto ante la imposibilidad de cumplirlo.
Desde entonces las doncellas no volvieron a ser capturadas.
La fuente de la Xana todavía se conserva próxima a Avilés.